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trabajadora de la salud pública,operando desde las redes para la transformación y el cambio/operadora psicosocial/ maestranda en género, poder y sociedad/ Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y nación oprimida. Y el turbio azul de ser tres veces rebelde. Maria-Mercè MarÇal

24 mar 2011

'Che, 'dos' la pelota'


Cuando el protagonismo de las mujeres no está exento de resistencia (a propósito de una experiencia personal). Por Provensín >> provensin@letercermonde.com Bueno, hoy tengo ganas de descargarme contra la misoginia y la discriminación vivida en una cancha ...de fútbol. Afortunadamente, fui invitada por unas muchachas a jugar a un torneo de fútbol femenino. Digo que fue con fortuna porque son esas cosas que quise hacer toda la vida, pero nunca daba el gran paso, aún cuando intuía que nos estábamos quedando afuera de algo muy divertido. Pero, claro, ser mujer y estar en un predio donde hay canchas, pelotas, transpiración y tiros laterales, parece que no es tarea sencilla, o, al menos, los varoncitos te harán saber que un poquito desubicada deberías sentirte. Por empezar, y yendo un toque más atrás, si mirás la página de la empresa organizadora del torneo (que, como no es del Banco Provincia, no publicitaremos), en la columna para entrar a la “Copa F” hay un objeto identificador, ¿se te ocurre cuál? Sí, ¡un zapato de taco alto! Yo me pregunto: ¿que tendrá que ver un zapato de taco alto con jugar a la pelota? ¡Un poco de imaginación, muchachos! Bueno, pongámosle que no tuvieron tiempo de pensarlo… Sigamos. Ya en el día del partido, entrando al predio con mis compañeras de equipo, nos gritan: “¡todas, me gustan todas!”. Por supuesto que ni lo miramos al varón que, en lugar de tratar de entender que en el mundo también hay otras personas (aunque sin referencia fálica) con la capacidad de patear un balón, prefirió proferirnos esas populistas palabras, porque, claro, ítem número 1 del manual de la masculinidad hegemónica: te gustan todas; ítem número 2: debes vociferarlo, no sea que te tomen por maricón. (Observar con atención las publicidades de Axe o Brahma son tareas que se incluyen en el anexo de ejercicios). Por ahí vos no me gustás ni un poquito gordu, por ahí no fui ahí para ver si te seducía de botines y canilleras y por ahí tampoco tenía ganas de escucharte; por ahí me gustan las chicas, pero bueh… Un poco más adelante, ya en el transcurso del doparti, otro muchachito, mirando una jugada de una futbolista femenina que parece que a él se le representaba cual alien, grita “la nueva Chapu Braña, ja ja ja”, en un tono tan burlón como si estuviera contando un chiste. El chiste se los cuento yo: seguro juega para el to-or pero como “macho, dijo la partera” no tiene que demostrar ser habilidoso y simplemente puede jugar y disfrutar del momento. Ahora, las chicas debemos ganarnos la posibilidad de pisar una cancha y romperla como Tévez. ¿Qué pasó? ¿La gracia divina les dio el monopolio del césped y los offside y no nos enteramos? ¡A ver para cuándo me deconstruyen un poco su masculinidad, muchachitos! Y no nos vamos a detener a analizar las caras de desaprobación que nos disparan, por no mencionar los comentarios al estilo “ahora está de moda que las pibas jueguen”. Claro, casi todos los pibes juegan al fútbol y nadie dice nada, está perfecto, si lo hacen veinte niñas responden a una moda, no han podido elegirlo. ¡Qué feo, che! Suena un poco deslegitimador. Y si de última es una moda, es también la oportunidad de divertirnos participando de un juego colectivo que siempre estuvo reservado para los hombres y su ferocidad. Para la que siempre la vio de la tribuna pero tenía ganas de correr y gritar gol (¡gol!). ¡A no espantarse, muchachada! Que un mundo más justo y más libre no le hará mal a nadie. Y porque también hay vida en este mundo, esta nota se la dedico al pibe que me tiró un “Che,’dos’, la pelota”, por ese momento sublime.

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