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trabajadora de la salud pública,operando desde las redes para la transformación y el cambio/operadora psicosocial/ maestranda en género, poder y sociedad/ Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y nación oprimida. Y el turbio azul de ser tres veces rebelde. Maria-Mercè MarÇal

25 abr 2011

'E n la merced, convierten en show la esclavitud de mujeres'

Óscar Balderas

Ciudad de México.- "Por aquí, joven, tenemos mesas con vista", dice un hombre que promete las cervezas más baratas del callejón, en medio de 32 muchachas que con vestidos cortos dan vuelta una y otra vez, formadas en elipse.

La vista que ofrece es para la pasarela por la cual desfilan jovencitas que se prostituyen por 140 pesos todos los días, desde las 11 de la mañana, en el Segundo Callejón de Manzanares, en el corazón de La Merced.

Le dicen "El Carrusel", porque durante horas decenas de jovencitas -hay quien asegura que son menores de edad- deben caminar en círculos alrededor de dos cubetas, entre las que median 50 metros, para que los hombres vean la "mercancía" y se opten por tener sexo con alguna.

Y aunque el callejón ha operado así durante más de una década, desde hace dos años, para hacer placentera la experiencia de la explotación sexual, se han construido seis "chelerías" equipadas con televisión y rockola, a la orilla de la pasarela.

"¡Pásele, pásele; aquí está una mesa para que vea a las niñas en primera fila!", grita otro hombre que busca arrebatar a la competencia la clientela, que al día se cuenta por cientos y que por su pago recibe dos posiciones y sexo oral para desahogarse durante 20 minutos.

"En algún momento la explotación sexual de menores en ese lugar se volvió un show, una especie de circo que se ve y divierte como un partido de futbol", lamentó la diputada federal Rosi Orozco, presidenta de la Comisión Especial de Lucha contra la Trata de Personas en la Cámara baja.

El 89 por ciento de las mujeres de La Merced empezaron en la prostitución antes de los 13 años y el 88 por ciento son originarias de otros estados del País, de acuerdo con los estudios de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe.

Las chicas de Manzanares forman parte de otra estadística de la Coalición: la de las 250 mil mujeres explotadas sexualmente en la Ciudad.

A veces, cuando los ingresos de "El Carrusel" están flojos, un proxeneta conocido como "El Richard" sube a una de las cubetas para animar a los mirones al grito de "¡140 la que te guste, llévatela por 140 pesitos!".

"Es un mercado de mujeres. Grita como si vendiera frutas o ropa. Duele escucharlo", lamentó Elvira Madrid, directora de la asociación Brigada Callejera, que protege los derechos humanos de las sexoservidoras de La Merced.

Si los espectadores siguen sin "consumir", una de las chicas derramará amoniaco en el suelo para que los mirones se dispersen, por ambos lados del callejón, custodiados por hombres en motocicleta que adentro del "Carrusel" impiden el uso de celulares o cámaras.

Nadie puede llevarse a las muchachas a un hotel; todo debe ocurrir en el interior de una casa dentro del callejón, en cuyo portón negro se aprecia una calcomanía que indica que fue censada por el INEGI apenas el año pasado.

Ahí, los clientes pueden ocupar uno de los diez vestidores construidos con cemento y con cortinas de plástico que sirven como puerta.

Adentro del vestidor hay un catre, una cobija, una cubeta con agua y rollos de papel higiénico; afuera, sólo un lavabo para todos.

Después de mantener relaciones sexuales, los clientes se pierden en la salida del callejón; inmediatamente, salen las jovencitas para incorporarse de nuevo a la pasarela. Así lo harán hasta por 14 horas al día, sin descanso ni días feriados.

"Aunque se quiera tapar el sol con un dedo, basta con quitarles el maquillaje y los tacones a las jóvenes de ahí: son menores de 18 que están vigiladas todo el tiempo", aseguró la diputada federal Estela Damián.

Sus cuerpos aceitan las ganancias de la trata de personas, que de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo deja ingresos anuales por 32 mil millones de dólares en el mundo.

Acusan colusión de autoridades

La diputada federal Rosi Orozco acusó que el Segundo Callejón de Manzanares es un prostíbulo que explota a menores de edad a plena luz del día.

Y su operación, afirmó, no podría explicarse sin la colusión de autoridades de la Delegación Cuauhtémoc, de la Secretaría de Seguridad Pública del DF y de la Procuraduría General de Justicia local.

"Si de verdad las autoridades del DF quieren mostrar que están contra la trata, deben cerrar esa casa (del callejón). Si no están coludidos, demuéstrenlo con acciones, porque es claro que muchos están involucrados", exigió.

La presidenta de la Comisión Especial de Lucha contra la Trata de Personas en la Cámara de Diputados aseguró que, de acuerdo con su experiencia con menores explotadas en "El Carrusel", algunos de los clientes son policías.

"El año pasado me involucré muy de cerca con 62 casos de víctimas de trata, personalmente, y más de la mitad estuvieron en Manzanares como menores de edad y me platicaban que muchos de sus clientes eran, por ejemplo, policías o presuntos funcionarios de la Delegación".

Refirió que a cambio de tener relaciones sexuales gratis con las menores, los presuntos servidores públicos dan protección a los dueños de la casa del portón negro, que funge como casa de citas y de seguridad al mismo tiempo.

"La mayoría de las mujeres está secuestrada, las raptaron de sus familias en Hidalgo, Oaxaca, Tlaxcala, Estado de México y las ponen a trabajar durante horas en unos tacones altísimos que les destrozan la espalda", dijo.

De acuerdo con más de 30 testimonios de menores de edad de "El Carrusel" que la diputada federal recabó en 2010, la mayoría sufrió abusos, robos y golpes por parte de estos supuestos protectores y dueños del negocio en La Merced.

"Les ponen una cuota que deben entregar todos los días a sus 'padrotes' y si no la cumplen las golpean, casi siempre en el cuerpo, cuidan mucho que no se les note en la cara", indicó.

La máxima cuota diaria puede llegar hasta 3 mil pesos y se impone principalmente a las más jóvenes. Esto equivale a atender más de 20 clientes por día, por lo que muchas terminan con graves problemas de salud antes de los 18 años.

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