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trabajadora de la salud pública,operando desde las redes para la transformación y el cambio/operadora psicosocial/ maestranda en género, poder y sociedad/ Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y nación oprimida. Y el turbio azul de ser tres veces rebelde. Maria-Mercè MarÇal

27 abr 2011

soy india

Morena, chata de la cara,

en un país

obsesivamente racista.



...Soy lesbiana,

en una nación

que compulsivamente me persigue.



Insisto,

en la libertad de decidir sobre mi cuerpo,

en territorio

de quienes realizan leyes

que buscan doblegarme.



No creo en su dios,

aun cuando habito un Estado

opresivamente católico.



Invoco a las diosas,

dentro de un patriarcado

que hace miles de años intenta ocultarlas.



Participo en la lucha laboral,

de un pueblo

ya comerciado y en las manos del patrón.



Conozco la importancia

de la labor contestataria,

cuando en mi patria

se encarcela a quien disiente.



Soy antiimperialista,

viviendo al lado de Bush.



Soy gorda,

en la cuna

de la tortura estética,

de la anorexia y de la bulimia.



He dado a luz,

en una era

que acabó con la esperanza,

ya hace tiempo.



Le apuesto a la lucha libertaria,

en el reino del televisor.



Soy pobre,

en un planeta

en donde comen migajas

tantos millones de pobres.



Soy feminista,

en una tierra hostil

a la palabra mujer.



Soy mujer.

En un tiempo

en que el feminicidio

nos ha vuelto desechables.



Por supuesto,

dicen que estoy loca,

extremadamente loca.



Que soy rara, que me he vuelto extraña.

Que no tengo lugar en el mundo.



Entonces, no me queda de otra:

Tengo que darle nombre al racismo,

que señalar el desprecio,

que elegir sobre mi vida,

que armarme antipatriarcal,

que inventar la fe para dársela a mi hija,

que rebelarme contra el patrón,

que escribir por la libertad a las presas políticas.

que denunciar al imperio,

que amar mi cuerpo,

que apagar el televisor,

que mostrar mis bolsillos,

que actuar contra la misoginia,

que buscar justicia para las mías,

que demandar castigo a los asesinos.



Es por todo ello,

que no tengo más remedio

que darles la mala noticia

a las buenas y tranquilas conciencias:



Estoy aquí.

Exigiendo a gritos,

la parte que me corresponde del mundo.

Y no voy a callarme la boca, ni a desaparece





Patricia Karina Vergara Sánchez,

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