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- trabajadora de la salud pública,operando desde las redes para la transformación y el cambio/operadora psicosocial/ maestranda en género, poder y sociedad/ Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer, de clase baja y nación oprimida. Y el turbio azul de ser tres veces rebelde. Maria-Mercè MarÇal
6 oct 2011
LA PROSTITUCIÓN: UNA DE LAS EXPRESIONES MÁS ARCAICAS Y VIOLENTAS DEL PATRIARCADO CONTRA LAS MUJERES
Teresa C. Ulloa Ziáurriz
VII. Prostitución y violencia de género
Enrique Javier Díez Gutiérrez escribió: “La prostitución no es el ‘oficio’ más antiguo del mundo, sino que es la explotación, la esclavitud y la violencia de género más antigua que los hombres inventaron para someter y mantener a las mujeres a su disposición sexual”. Y a pesar de que se ha reconocido que es una forma de violencia extrema contra las mujeres y las niñas, concomitantemente resurgen voces, por cierto, la mayoría de hombres, que debaten sobre la necesidad de “regular” la prostitución de mujeres. Es decir, convertir esta violencia en una profesión como cualquier otra para las mujeres. Y aunque hoy se habla de transversalizar la perspectiva de género, de la necesidad de educar para la igualdad, cómo podemos hacerlo cuando lo que se les trasmite a las jóvenes es que su futuro puede ser la explotación de la prostitución u otras formas de explotación sexual, y cuando los jóvenes aprenden que tienen el derecho de usarlas para su satisfacción sexual, si tienen el suficiente dinero, fuerza o poder para lograrlo.
La prostitución es una forma de explotación que debe ser abolida y no una profesión que hay que reglamentar. Es una forma de violencia de género… porque el hecho de que se pague una cantidad de dinero no puede transformar esa violación pagada en un empleo, al que se le quiere dar el nombre de “trabajo sexual” (Díez Gutiérrez, 2007).
Reglamentar o legalizar la prostitución legitima las relaciones patriarcales y las perpetúa. Equivale a aceptar un modelo de relaciones asimétricas entre hombres y mujeres, establecer y organizar un sistema de subordinación y dominación de las mujeres, anulando la labor de varios decenios para mejorar la lucha por la igualdad, con un efecto negativo, no solamente sobre las mujeres y las niñas que están en situación de prostitución, sino sobre el conjunto de mujeres como grupo, ya que la prostitución confirma y consolida las definiciones patriarcales de las mujeres, cuya función sería estar al servicio sexual de los hombres (Díez Gutiérrez, 2007).
La prostitución viola el derecho a la integridad física y psicológica, porque la sexualidad de las mujeres se apropia, se envilece y se convierte en una cosa que se compra y se vende. Viola la prohibición de la tortura y de tratos crueles inhumanos y degradantes, porque las prácticas de “entretenimiento sexual” y de la pornografía, así como las ejercidas por los clientes, son actos de poder y de violencia sobre los cuerpos de las mujeres. Viola el derecho a la libertad, la dignidad y la seguridad, así como la prohibición de la esclavitud y de la trata de seres humanos, porque millones de mujeres y niñas de todo el mundo son mantenidas en esclavitud sexual para atender la demanda de sus consumidores masculinos, más numerosos que ellas y para generar beneficios para los empresarios del sexo. Viola el derecho a disfrutar del bienestar físico y sexual, porque la violencia, las enfermedades, los embarazos no deseados, los abortos en condiciones insalubres y el SIDA, representan riesgos graves para las mujeres, jóvenes y niñas que están en situación de prostitución y les impiden tener una conciencia positiva de su propio cuerpo y una relación sana con él (Hofman, 2000).
Y basta con preguntarnos de quién es la sexualidad que se está expresando en la prostitución. Cecilia Hofman dice que cuando un cliente alemán de una mujer en situación de prostitución filipina quiere tomarle una foto para mostrar a sus amigos en su país, le introduce una botella de cerveza en la vagina, porque son las dos cosas que mejor se hacen en las Filipinas. También menciona que cuando en Patpong (una calle del distrito rojo de Bangkok, Tailandia, en donde se encuentran los clubs de sexo para turistas) ofrecen una variedad de atracciones como “establecimientos de mamadas” y programas de diversión que buscan clientes para “levantar una banana”, “o fumar puro” o el show del gran consolador, o introducirle un pescado en la vagina, un huevo o una larga berenjena en el ano de las mujeres en prostitución (Odzer, 1994). También menciona que se pueden encontrar espectáculos de cuchillos y hojas de afeitar en las vaginas de las mujeres, éstas son versiones vivientes de las imágenes de la inmensa industria pornográfica, en la que se muestran granadas de mano en las vaginas de las mujeres, ratas vivas saliendo de ellas y perros penetrándolas: ¿es esto “un entrenamiento para adultos”, una distracción sexual, liberación sexual? No, lo que significan estas prácticas es la deshumanización de las mujeres (Hofman, 1997).
La prostitución debe ser reconocida no sólo como parte de, sino como un fundamento del sistema de subordinación patriarcal de las mujeres. Las feministas tenemos el deber de imaginar un mundo sin prostitución, lo mismo que hemos aprendido a imaginar un mundo sin esclavitud, sin apartheid, sin infanticidio ni mutilación femenina. Finalmente, las relaciones de género deben ser reestructuradas de tal forma que la sexualidad pueda ser de nuevo una experiencia de placer y no una mercancía que se compra y se vende.
VIII. Conclusiones
Debemos reconocer que la pobreza es una de las principales causas de la prostitución, la que ha provocado que el fenómeno de la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, se haya disparado y multiplicado. Pero también debemos reconocer que la prostitución jamás se da en condiciones de libertad; nunca es objeto de un contrato de compra-venta entre personas iguales en derechos y libertades. No se vende la actividad o el producto, como en cualquier trabajo, es una forma de “violación remunerada”.
Como se puede advertir, el combate a esta operación criminal requiere, además de un intenso y extenso trabajo preventivo y punitivo, de una perspectiva género sensitiva, dado que son las mujeres, niñas y adolescentes quienes son más vulnerables a ser reclutadas por las redes del crimen organizado, pero además, porque el 87% de las víctimas de la trata van dirigidas a la industria sexual y de ese 87% el 90% son mujeres y niñas. Por eso nos parece indispensable que las políticas públicas y leyes que implementen las autoridades nacionales sean género sensitivas, no pueden ser neutrales al género.
Las sobrevivientes presentan daño físico grave y síndrome de Estocolmo, síndrome de guerra, estrés postraumático, intentos recurrentes de suicidio o automutilación, flash backs, personalidad bipolar o “border line” etc., que les provocó el ejercicio del poder del dinero de alguien con síndrome falocéntrico.
Vemos con preocupación en las legislaciones, con excepción de las escandinavas, una ausencia de propuestas o consideraciones de la sanción al consumo o demanda, o incluso propuestas a este respecto en las medidas de prevención, ya que debemos reconocer que la industria del sexo es ya el segundo mercado ilícito más productivo del mundo –que se proyecta que en 2011 será el primero–, que no sólo atenta contra la dignidad de las mujeres, sino que se rige por la ley de la oferta y la demanda, ya que si no existiera un mercado para la prostitución, no existiría ni explotación sexual comercial de la niñez, ni un mercado en el que se pudieran comercializar seres humanos como artículos de consumo. Además es claro que no existe un mercado específico para la prostitución voluntaria y otro para la prostitución forzada.
No hay que olvidar que no sólo existen las mujeres en prostitución, sino los demandantes de prostitución, y que mientras más se diversifica la demanda, más crece y se diversifica la oferta. Son los clientes quienes, a través de la demanda de prostitución, representan el incentivo económico para los tratantes de mujeres, jóvenes y niñas con propósitos de explotación sexual, y que son los perpetradores de una forma más de violencia, y que en la misma forma que los violadores, los golpeadores y los narcotraficantes, también los clientes deben ser sometidos al imperio de la ley.
La prostitución entendida y consentida como “trabajo”, facilita que la industria del sexo expanda sus negocios y ponga en grave peligro a las mujeres, niñas y jóvenes. No se trata de un simple fenómeno migratorio o turístico, o una manera de hacerse de dinero fácil; es una forma de perpetuar estereotipos de que sus cuerpos son para el placer sexual de los hombres, se les trata como una mercancía que se puede comprar, vender o alquilar, incluso hasta matar (feminicidio). Exigimos que se garanticen a todas las mujeres, niñas, y jóvenes una vida libre de violencia y todos sus derechos sociales, económicos y culturales, mediante mecanismos de exigibilidad y justiciabilidad, porque sus vidas y sus cuerpos no son mercancías, ni sus vaginas, bocas o anos son instrumentos de trabajo.
La igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres compren, vendan y exploten mujeres, niñas y jóvenes, prostituyéndolas. Y cuando argumenten que la prostitución siempre ha existido, tenemos que argumentar que también las guerras, la tortura, la esclavitud infantil, la muerte de miles de personas por hambre, pero que siempre hayan existido, no es prueba de legitimidad, ni validez. Tenemos el deber de ser coherentes con nuestros discursos de igualdad entre mujeres y hombres, y las prácticas reales que mantienen y fomentan estereotipos que perpetúan el patriarcado y ser congruentes exige romper nuestro silencio cómplice y comprometernos activamente para erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres (Díez Gutiérrez, 2007).
La prostitución es “una práctica intrínsecamente degradante, incompatible con los valores de una sociedad democrática”, porque supone “un retroceso en el camino a la igualdad real entre las mujeres y los hombres” y un “importante obstáculo para lograr una sociedad en la que las mujeres puedan vivir libres de la violencia de los hombres”.
Teresa C. Ulloa Ziáurriz, es Directora regional de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe (CATWLAC). Licenciada y Maestra en Pedagogía, Licenciada en Derecho, Diplomada en Derechos Humanos, derecho Internacional Humanitario y Género y Derecho. Es además Coordinadora General de la Asociación Civil Defensoras Populares y Coordinadora Nacional de la Campaña “Los Derechos de las Mujeres no son Opcionales".
Fuente: Revista Pensamiento Iberoamericano, Nº 9, 2ª época. Feminismo, género e igualdad, 2011/2. Si quiere leer todo el artículo puedes hacerlo pinchando en este enlace: Revista Pensamiento Iberoamericano Nº 9
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Harías bien en conocer esta realidad más de cerca, de mano de sus protagonistas como prostitutas, clientes y empresarios antes de emitir un juicio tan drástico sobre ella.
ResponderEliminarTienes la oportunidad, si quieres aprovecharla te invito a mi blog.
“La prostitución no es el ‘oficio’ más antiguo del mundo, sino que es la explotación, la esclavitud y la violencia de género más antigua que los hombres inventaron para someter y mantener a las mujeres a su disposición sexual”...Ninguna mujer nace para puta..."El cliente es el mayor prostituyente",lo importante es desnaturalizar el imaginario popular, deconstruir estereotipos de violencia machista, develar la trama de opresión hacia las mujeres, niñas y niños
ResponderEliminarBien, eso son eslóganes y consignas cuyo objetivo es evitar que se desarrolle el pensamiento crítico e independiente. Si deseas la seguridad de tu ignorancia, te dejo con ella. Pero si por el contrario deseas contrastar la información que hasta ahora te ha llegado con la realidad, también tienes esa posibilidad.
ResponderEliminarNo lo hagas por mí, sino por esas prostitutas que dices defender. ¿No te resulta raro que absolutamente todas rechacen el discurso abolicionista? Si no te digo que cambies de opinión, sino que simplemente CONOZCAS el mundo de la prostitución desde otra perspectiva, la de quienes estamos en contacto directo y continuado con ella.
Gracias por responderme, aunque sea a golpe de frases hechas.